Pla de l'Os
En Barcelona el suelo puede ser tan artístico como el cielo. Y Joan Miró hace del paseo, de la acción de pisar, toda una experiencia. Miles de personas pisan a diario el mosaico que Joan Miró realizó en medio de las Ramblas de Barcelona. Algunos ni se dan cuenta; otros se detienen para contemplar los colores característicos del artista barcelonés. Pero muy pocos saben que este espacio de La Rambla fue emblemático para la ciudad.
Dicen que los barceloneses se quedaban atónitos ante las puertas que el conde Berenguer IV hizo traer de Almería como trofeo de guerra. El antiguo portal de Santa Eulàlia fue rebautizado como el de la Boqueria gracias a su precioso trabajo arabesco. Con el derribo de la muralla en 1760 la puerta desapareció y dejó en su lugar una explanada: el Pla de l'Os.
En 1976 Miró veía cumplido uno de sus sueños. Tener una obra que diera la bienvenida a los miles de paseantes que cada día transitan arriba y abajo de la Rambla. Para ello contó con el ceramista Joan Gardy Artigas, quien con mucha precisión encajó las piezas que forman el mosaico.
El mosaico tiene la forma circular del cosmos. Sus colores elementales, amarillo, azul y rojo, y sus formas simples hablan el lenguaje propio del artista. Un lenguaje intuitivo que recupera la pureza del mundo de la infancia.