Iglesia de la Mare de Déu de Betlem
En 1553 la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, obtuvo el permiso de los consejeros de la ciudad para edificar el primer templo de la orden en Barcelona, en el lugar que ocupaba una antigua capilla dedicada a la Virgen de Belén. Fue bendecido en 1555, pero un gran incendio lo destruiría en el siglo XVII. Un nuevo templo de estilo barroco se construyó a principios del XVIII, pero, con la expulsión de los jesuitas de España en 1767, permanecería cerrado al culto. En 1835 se creó la parroquia de Nuestra Señora de Belén. Desgraciadamente, la iglesia sufriría otro incendio con motivo de la Guerra Civil Española de 1936. El techo y la nave central, además de la suntuosa decoración barroca del interior, desaparecieron producto de las llamas.
Actualmente se conservan la fachada barroca y los laterales como testigos vivos del pasado. La fachada principal, situada en la calle del Carme, presenta un coronamiento ondulado y está enmarcada por columnas salomónicas. Embellecen este espacio las esculturas de San Ignacio de Loyola y del noble y santo jesuita Francisco de Borja. Sobre la puerta destaca un bajorrelieve con la escena de la Natividad, considerada el primer pesebre. De hecho, la iglesia de Belén acoge cada año durante las fiestas de Navidad una completa exposición de pesebres. En cuanto al interior del edificio, cuenta con una sola nave de tipo basilical con ábside semicircular, capillas laterales y orientación paralela a la Rambla. Una nave dividida en seis tramos, con nártex o vestíbulo de acceso debajo del coro, cubierta por una bóveda cilíndrica. Las capillas laterales están comunicadas y presentan cúpulas elípticas con linterna.
Declarada como Bien de Interés Cultural.